José Gregorio Hernández, el primer santo venezolano, es una figura central en su país y en Latinoamérica para los católicos que le oran en momentos de enfermedad o adversidad. Su imagen, con sombrero y traje negro, corbata y bigote, es común en muchos hogares venezolanos y se multiplica en murales, estampitas, camisetas y figuras. Es conocido como el “médico de los pobres”.
Hernández se destacó como científico, filántropo y docente, pero sin duda lo que trascendió fue su inmenso amor al Dios de los cristianos. Nació en Isnotú, en el estado andino de Trujillo, el 26 de octubre de 1864, y murió el 29 de junio de 1919.
Fue beatificado el 30 de abril de 2021, luego de que el papa Francisco reconociera el milagro concedido a la niña Yaxury Solórzano Ortega. Yaxury recibió un disparo en la cabeza, y los médicos que la atendieron la habían desahuciado. El hecho sucedió en marzo de 2017, cuando la niña tenía 10 años y fue víctima de un impacto de bala en un intento de atraco ocurrido en una remota población del estado Guárico.
El pronóstico médico que recibieron sus padres fue que difícilmente sobreviviría y que, si lo hacía, perdería facultades neurológicas. Tras ser operada, Yaxury logró caminar, ver y hablar, en una curación completa y sin explicación científica, la cual se atribuye a Hernández.
Un mural con su imagen en La Pastora, muy cerca del lugar donde Hernández murió, impactado por un vehículo en junio de 1919 en una esquina del centro de Caracas, se ha vuelto un lugar de peregrinación y oración para sus devotos, funcionando como un santuario.
Los restos de Hernández reposan en la Iglesia Santuario de Nuestra Señora de La Candelaria, en la plaza La Candelaria, ubicada en el centro de Caracas. En ese templo, cada 26 de octubre, los fieles celebran el natalicio del ahora santo.
Son muchas las historias de sanación que los creyentes atribuyen al afamado doctor venezolano. Carlos Fernández, sacristán del santuario de la Candelaria y quien día tras día vela por el buen funcionamiento del templo, asegura haber sentido también la ayuda de Hernández.
En 2017, Carlos fue diagnosticado con melanoma y tuvo una recaída en 2018. Tras recibir varias sesiones de quimioterapia y ser operado, le pidió con fervor a José Gregorio su intercesión. Con emoción, asegura que gracias a él pudo ser dado de alta meses después.
José Gregorio Hernández sigue siendo una fuente de fe y esperanza para miles de personas, símbolo del amor al prójimo y la entrega desinteresada en la ayuda a los demás.
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